martes, 10 de julio de 2007

Enrique Marín Higuero


(Del Libro de La Vida Artística de Enrique Marín Higuero – Autor: Juan José García López)


­Enrique Marín Higuero nace en un bello pueblo malagueño, de­nominado “Arriadh”, termino en árabe que significa “Los Vergeles”. Arriate se sitúa en la parte alta del Río Guadalcobacín, a 600 mts de altitud, sobre la margen izquierda del Arroyo de la Ventilla, en la de­presión de Ronda. En este paraje natural, transcurren los primeros años de vida de Enrique Marín, junto a su familia Marín e Higuero. Dichos apellidos son oriundos de Arriate, desde antiguo. La familia del joven Enrique se dedicaba a tareas comerciales como tenderos, y a finales del siglo XIX, su padre dirige políticamente la Alcaldía en el munici­pio. Así nos consta en la partida de nacimiento del escultor, -E. Marín, del 4 de febrero de 1873; mientras que la esposa de Don Francisco Marín Sánchez, Doña Josefa Higuero Marín, se dedicaba a sus labores en casa, lo usual por aquel tiempo’.
Durante los primeros años (1873-1895) la vida de Enrique Marín Higuero transcurre entre Arriate, Ronda y Málaga. Desde muy joven descubre sus capacidades artísticas, realizando pequeñas figuras, y sobre todo, la presencia de su hermano mayor, Francisco, que ya consolida­do como pintor malagueño y discípulo del almeriense y profesor de San Telmo, Don Joaquín Martínez de la Vega, hace que el pequeño Enrique Marín se decida un día a ingresar en la Escuela Provincial de Bellas Artes de San Telmo (Málaga). Su hermano. Francisco. logra algunos éxitos profesionales al presentarse a la Exposición Nacional de 1892, con el óleo titulado “Afinando”, que obtiene una mención honorífica, y unos años más tarde, en la Exposición Provincial de 1901, consigue más premios con dos paisajes y un florero. Su hermano Fran­cisco fue para Enrique Marín un maestro y un compañero en algunos trabajos artísticos realizados en la villa de Ronda a principios del siglo XX.Y así, siguiendo los pasos de su hermano mayor ingresa en los estudios reglados artísticos.
Enrique Marín Higuero inicia sus estudios artísticos en la Escue­la de Bellas Artes de San Telmo (Málaga), entre 1894 y 1895, matricu­lándose de cuatro asignaturas: Dibujo al natural, Dibujo del Antiguo, Colorido y Composición, y Modelado del Antiguo en las que obtiene la calificación de sobresaliente. Durante estos años disfruta de las enseñanzas del catedrático José Pérez del Cid, cuya estilística incluía ciertas connotaciones modernistas. Enrique Marín comparte pupitre con otros artistas, que al igual que él, intentan abrirse camino en el mundo de la cultura y el arte. Estamos hablando de los escultores:
Diego García Carreras (1879-1956) y Francisco Palma García (1887-1938). Según la Historiografía del Arte constituyen la denominada Escuela Malagueña de finales del siglo XIX y principios del XX. En Málaga se constata un florecimiento de la producción pictórica y es­cultórica, protagonizada por la Familia Casasola, el escultor Merino, Ricardo Orueta, y el propio Enrique Marín Higuero, que junto a los citados cierra el Corpus Escultórico Malagueño. Esta escuela mala­gueña se caracteriza por ejecutar una escultura blanda, poética, y a veces, sensual, guardando relación con los elementos incipientes del modernismo.
En este momento se empiezan a ver las posibilidades de utili­zar diversidad de materiales además de la talla en madera como el barro cocido, el mármol, la piedra y el metal fundido “bronce”, y a disponer de una temática creativa y dinámica, ya que los artistas se adecuan a las demandas plásticas al uso como el retrato, la estatua­ria ornamental para jardines, municipios, parques públicos y ce­menterios, y los encargos particulares. Ejemplo de esta nueva te­mática es el emplazamiento en el corazón de Málaga del Monu­mento al Marqués de Larios (1896-1899) o La Fuente de las Tres Gracias (l878-1879). Con esta nueva savia creativa, contaminada por la europea, los escultores malagueños empiezan a sobresalir en el ámbito nacional y se embarcan en las nuevas estéticas de princi­pios del siglo XX. Con el tiempo estará inmerso en la ejecución de una serie importante de obras escultóricas monumentales para es­pacios abiertos en diversas ciudades españolas e hispanoamerica­nas, como otros artistas coetáneos a él.
En 1895, Enrique Marín Higuero, con 22 años, se traslada a la capital de España, ingresando como alumno en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Donde prosigue su formación artísti­ca bajo la dirección del que será su gran amigo y maestro, el escultor catalán Don Jerónimo Suñol (1840-1902) y de la influencia de los Hermanos Vallmijtana. Enrique Marín se deja imbuir por el movi­miento catalán renovador incipiente de aquellos momentos. No obs­tante, se encuentra en Madrid, integrado en lo que más tarde se llamará la Renovación Castellana-Madrileña abanderada por un centro de reunión de artistas en general, el Café Nuevo Levante. Esta etapa for­mativa fue muy importante para Enrique Marín como escultor, ya que pudo optar a una de las plazas de pensionado para la Academia Espa­ñola de Bellas Artes, en Roma.
A través de La Gaceta de Madrid del 1 de febrero de 1899 se convocaron de nuevo oposiciones generales, donde había vacantes dos plazas por la Escultura, dos por la pintura de Historia, una por la de Paisaje y otra por el Grabado en dulce; otras dos por la Arquitectura y una por la Música. Las solicitudes de los aspirantes a pensionados as­cendieron a un total de 81 en el año 1899, en el caso específico de escultura fueron 17. Debidamente clasificadas y numeradas, se remi­tieron a la Academia de San Fernando, por secciones, y a su vez ésta remitió toda la documentación a los respectivos tribunales. El 25 de abril de 1899 quedó constituido el tribunal de la sección de Escultura, formado por Suñol y Valera, como presidente y secretario, respec-tiva­mente, y como vocales D. Puebla, J. Samsó, Esteban Lozano, R. BeIl­ver, L. Vaucells, M. Arroyo y Eduardo Barrón, en los locales de la Academia de San Fernando. Junto a Enrique Marín Higuero optaron a las dos plazas los siguientes escultores: Angel García, Dionisio Pastor Valvero, Julio Echeandía Gal, Emilio Cotter Chacel, Manuel Garnelo Alda, Eugenio Martín Laurel, Elías Serra Giner, Rafael Galán Sán­chez, Aurelio Cabrero Gallardo, José Borrás Solana, José Martín Bar­neta, Lorenzo Coullant Valera, Gabriel Borrás, Abella, Jaime Guzmán Domingo, Juan Solá Vilabella y José López Llinás. El primer ejercicio fue el teórico, con preguntas sobre Anatomía, Perspectiva e Historia del Arte. El segundo tuvo como asunto “Moisés salvado de las aguas”, sorteado entre los nueve temas aprobados, el tercer ejercicio consistió en la copia de un modelo vivo y el último, para el que tuvieron dos meses de plazo para terminarlo, ejecutándolo en el Palacio de la In­dustria de las Artes, la obra “San Sebastián asaeteado”. A partir del 10 de julio de 1899 en que vuelve al cargo de Presidente, Suñol, se vuel­ven a dar algunas más protestas, debido a la calificación definitiva, que nombra a Manuel Gamelo Alda y Enrique Marín Higuero.
Los artistas españoles seleccionados como pensionados de Roma fueron: Enrique Marín Higuero, Manuel Benedito y Vives, Manuel Garnelo y Alda, Femando Álvarez de Sotomayor, Francisco A. San Felipe, Francisco Llorens y Díaz, y Eduardo Chicharro y Agüera, cons­tituyendo la llamada Promoción 1900-1904”.
En 1900, los escultores Garnelo y Marín Higuero solicitan junto a Núñez, Sotomayor, Benedito y Chicharro, primero un mes y más tarde otros seis de prórroga, ya que tenían que ejecutar un trabajo ex­traordinario sobre el tema dado por el Ministerio, que en 1900 consis­tió en tres retratos de S.M. el Rey de tamaño natural destinados a las Embajadas de París, Berlín y Viena, para los pintores; bustos de tama­ño natural, los escultores; y el grabador, Núñez, otro retrato al agua­fuerte de su Majestad, de 60 centímetros de alto, cuya plancha pasaría a la propiedad del Ministerio. Durante la estancia en tierras italianas, el escultor malagueño Enrique Marín entró en contacto con los gran­des maestros del Arte Europeo, tanto del pasado (Donatello, Miguel Ángel, etc.) como del siglo XX. En los cuatro años de pensionado (1900-1904) obtuvo la calificación honorífica y desempeñó la direc­ción interina de la Academia Española en Roma.
Los artistas debían realizar anualmente un trabajo reglamentario, en el que las obras de los tres primeros años pertenecerían al Ministerio de Estado y las correspondientes al último serían propiedad de sus auto­res, reservándose el Ministerio el derecho de tanteo en caso de venta. Los escultores de número debían entregar el primer año un busto, que representase un personaje histórico o una alegoría y dos dibujos, uno de una estatua antigua y otro de un modelo vivo. En el segundo, un bajorre­Iieve, en tamaño no menor de 1,40 metros, y en el tercero, una estatua original, de tamaño natural; realizándose los tres envíos en yeso”. El tribunal de escultura en 1901 estuvo formado por Jerónimo Suñol, Lo­zano, Marinas, Trilles y Samsó, y en el de 1902 Bellver sustituyó a este último. Como envíos de primer año Enrique Marín se presentó con una estatua en yeso, titulada “Consulta”, una copia de otra estatua griega y un apunte de un desnudo tomado del natural, logrando la calificación honorífica. En 1901 se celebra en la Academia de Roma una exposición antológica, participando obras de Chicharro, Sotomayor, Benedito, Gar­nelo y Marín, donde la prensa italiana realizó elogios importantes. Tras visitar la Exposición de París en 1900 y descubrir la obra escultórica del francés Auguste Rodin, que en esos momentos estaba renovando el arte, Enrique Marín, realizó como envío de segundo año (1902) el bajorrelie­ve de asunto religioso, titulado “La Fe”, de 1,76 x 1,50 metros, obte­niendo la calificación honorífica. Es un grupo escultórico formado por tres figuras, Jesús y las dos Marías. En 1903 tiene que ejercer las funcio­nes de Director interino y realiza el tercer envío, donde presentó un gru­po en yeso, modelo para su envío de último año, titulado “Misericor­dia”, obteniendo también en ambos la calificación honorífica. Reci­bió la máxima nota, estando de jurados los artistas: Bellver, Samsó, Ba­rrón, Marinas y Trilles.

2 comentarios:

Gestión Cultural dijo...

Hola cuál es mi sorpresa que habéis dispuesto dar honor a este ilustre artista, el cual empecé a investigar en el año 1996 y sigo en la actualidad.

un abrazo, del investigador

Juan José GArcía López.

gonzalo de amarante dijo...

Sobre el estudio del escultor de Arriate ENRIQUE MARÍN HIGUERO,recomendamos a interesados en la veracidad de las afirmaciones que en él se vierten, visitar
PINTURA MALAGUEÑA DEL SIGLO XIX.//misceláneas//
en el Capítulo núm.5: "ERRÓNEAS ATRIBUCIONES" y los subsiguientes Comentarios.