lunes, 25 de junio de 2007

El Canal de los Presos



El Valle de los Caídos de Andalucía 2004-12-14 - Rojo y Negro
http://www.rojoynegro.info/2004/article.php3?id_article=3606




Una exposición rescata la memoria de los represaliados políticos que trabajaron en la construcción de un cauce artificial de agua en el Bajo Guadalquivir «Los que han destruido España, que la reconstruyan». Esta frase del general Franco encabezaba el preámbulo de la ley por la que se crearon en octubre de 1938 las Colonias Penitenciarias Militarizadas, los campos de concentración de la posguerra civil española. Unos escenarios en los que miles de represaliados políticos fueron internados y utilizados como mano de obra para la realización de grandes obras de infraestructuras. Una de ellas fue la construcción del canal del Bajo Guadalquivir. Una faraónica actuación hidráulica que permitió convertir en tierras de regadío unas 80.000 hectáreas de secano a lo largo de 150 kilómetros en las comarcas del sur de Sevilla. Ahora, la exposición itinerante ’El canal de los presos (1940-1962). De la represión política a la explotación económica’, rescata la memoria «olvidada» de los casi 10.000 trabajadores, aunque sólo hay documentadas por el momento la participación de unos 2.000, que intervinieron en esta obra en unas condiciones «lamentables», según explicó ayer durante la inauguración de la muestra, el coordinador del Ateneo Libertario de Málaga, Francisco Zugasti. «Con esta muestra queremos restituir la verdad y rendir un homenaje a quienes participaron en esta obra, no remover viejas heridas». «Los presos que trabajaron en el canal han sido un tema ocultado y escondido de la represión franquista», afirmó Zugasti, que calificó a esta obra como «el Valle de los Caídos de Andalucía». La obra duró más de veinte años y hacía realidad un proyecto diseñado a principios del siglo XIX. A través de 13 paneles informativos, con testimonios de los trabajadores y sus familias y fotografías, se recrea la construcción del conocido popularmente como ’canal de los presos’. Entre ellos había 203 malagueños, pertenecientes a 69 municipios de la provincia y todos ellos varones. La mayoría de ellos jornaleros simpatizantes de las izquierdas o los sindicatos anarquistas, aunque también había algún Guardia Civil, panadero o electricista. Con sus familias Tras Sevilla, el mayor número de presos provenía de Málaga. Éstos eran llevados a los campos de los Merinales, el Arenoso o La Corchuela, adonde llegaban acompañados de sus familias.




Uno de éstos fue Francisco Higuero Moreno, nacido en la localidad serrana de Arriate en 1911 en el seno de una familia de jornaleros anarquistas. Tras la Guerra Civil, fue detenido en Alicante cuando esperaba para ser evacuado a Londres. Condenado a treinta años de cárcel, pasó tres trabajando en el canal hasta que obtuvo la libertad condicional con destierro.




Una experiencia similar vivió el rondeño Juan Amaya, quien empezó trabajando como peón en 1943 y terminó como portero del campo de los Merinales en 1962. Sus vivencias aparecen recogidas en el libro ’El canal de los presos (1940-1962)’ escrito por un grupo de investigadores y que se presentará el viernes en Málaga en el marco de esta exposición. En él se detallan las condiciones de vida y trabajo en los campos y las características técnicas de esta faraónica obra hidráulica. Además, Zugasti anunció que CGT está ultimando la celebración de un acto de homenaje a los presos del canal malagueños que aún están vivos. Más información sobre el "Canal de los presos":






Valentín Ortigosa

1836-1842

Natural de Arriate (Málaga). Fue Arcediano de Carmona (Sevilla). Electo Obispo de Málaga el 12 de Marzo de 1836. No llego a ser preconizado por Roma por estar interrumpidas las relaciones entre la Santa Sede y España. Sin embargo llegó a Málaga el 4 de Enero de 1838 y dirigió la diócesis hasta 1841 como Vicario Capitular, nombrado por el Cabildo, a instancias del Gobierno Español. Tuvo enfrentamientos y denuncias por parte del Cabildo, y fue sustituido por D. José María Muñoz de Aguilar en 1838; que renunció en Octubre de 1840 y se nombró en su lugar a D. Lorenzo Sánchez Cuesta. Pero las intrigas en la Corte de D. Valentín Ortigosa consiguieron su reposición el 24 de Marzo de 1841.

Fue elegido arzobispo de Burgos en Diciembre de 1841, aunque no llegó a ser consagrado obispo, pues renunció a este nombramiento, para no dar satisfacción a quienes querían alejarlo de Málaga, y al fin el 1 de Octubre de 1842, entregó las llaves de la Secretaría Episcopal, al ser nombrado Senador del reino.

El Señorío de Arriate





El municipio de Arriate se encuentra enclavado dentro de la Comarca natural de la Serranía de Ronda.
Su extensión es de 8,32 kilómetros cuadrados y cuenta en la actualidad con 4.150 habitantes.
El nombre de Arriate proviene del árabe “Arriadh” según Simonet, que significa los vergeles, “Ar-riah” según Rodrigo Amador de los Ríos que significa fragancia, y Asín Palacios deriva el nombre de Arriate de la palabra árabe los jardines, por el carácter predominantemente agrícola de la zona. Todos relacionados con la fertilidad del suelo. (1)



Las primeras referencias históricas que aluden directamente al “lugar de Arriate” se remontan al año 1407, cuando el alcaide de Cañete la Real, Hernando Arias sorprendió a los moros rondeños en una emboscada en las frondas del río Guadalcobacín. Este suceso histórico será conocido como la “Batalla o Celada de Arriate o del Valle del Vergel” (2)



Posteriormente surgirá un poblado nazarí que queda deshabitado a raíz de la Conquista de Ronda por los Reyes Católicos en 1485. (3)



Una vez repoblada la ciudad de Ronda, un grupo de vecinos indignados por el abusivo sistema concejil de la ciudad deciden afincarse a extramuros de la población, como el antiguo lugar nazarí de Arriate. (4)



Con motivo del repartimiento de la ciudad de Ronda y de todas las villas y lugares que tradicionalmente a ella pertenecían, gran parte de las que corresponde al Lugar de Arriate fueron entregadas a Don Juan Dávila o de Ávila. (5)



Siendo Obispo de Málaga don Diego Ramírez de Villaescusa de Haro se firma el decreto de erección canónica de la parroquia de San Juan de Letrán de Arriate, estando fechado el 18 de enero de 1510. Esta pertenecía a la principal de Alcalá del Valle, así al menos permanecía en 1534 como consta en la distribución del “Subsidio de la Pasa”. (6)



En la Ciudad de Ronda se unen dos ramas de la nobleza de época, al contraer matrimonio la única hija de D. Juan de Ávila, Doña Ana de Ávila y Gutiérrez con D. Francisco de Ovalle. La mayor aportación de bienes la realiza la primera e instituyen mayorazgo a favor de su hijo primogénito en virtud de facultad real dada en la Villa de Madrid el 5 de Octubre de 1530, refrendada por Don Juan Vázquez Molina, Secretario de su Católica Majestad. (7)



Esta situación acarrearía inconvenientes y desavenencias a los vecinos de Arriate, cuyo capital y fruto de su trabajo debían entregar prácticamente íntegros a Don Juan de Ovalle y a sus herederos, en virtud del pago de rentas. Esta situación se agrava al timar posesión del mayorazgo el hijo de Don Juan, Don Rodrigo de Ovalle Mendoza y de la Torre (aún hoy se conoce en Arriate la Ribera de Rodrigo, en honor a este señor). Él fue el Primer Señor de la Villa de Arriate y se pasó prácticamente toda su vida pleiteando por dominio absoluto de la tierra y el vasallaje de la población. La Ciudad de Ronda también revindicaba para sí las tierras de realengo y señorío de Arriate.




La institucionalización formal del Señorío de Arriate se produce en el año 1629 y en sentencia de 16 de febrero de 1630, se le niegan los derechos reconocidos por la Ciudad de Ronda. Seis meses más tarde, el 8 de agosto de ese mismo año, se declara sin valor la venta efectuada por la Corona a favor de Don Rodrigo de Ovalle. Era una situación difícil en la que se otorgaba y destituía poder a este Señor en las distintas apelaciones al Rey. Por fin, y definitivamente a finales del reinado de Felipe IV y ante el escribano Don Gabriel Rodríguez de la Cuevas, el día 14 de febrero de 1661 (día de San Valentín y por tanto Patrón de Arriate) y previo pago de 352.739 maravedíes efectuado por los vecinos, adquieren poder propio sobre su jurisdicción y término, segregándose de Ronda y tomando el Título de Villa (8)



Don Rodrigo de Ovalle Mendoza y de la Torre, natural de Ronda y primer Señor jurisdiccional de la Villa de Arriate, que se cruzó Caballero de la Orden de Santiago en el año 1640, casó con Doña Ana Manuel de Santillán, de la casa de los Marqueses de Motilla. No dejó sucesión por los que pasó a sucederle su hermana Isabel, natural de Ronda y segunda Señora de Arriate, que se casó con Jerónimo Jofre de Loaisa y Mesia, Caballero de Santiago, Veinticuatro de Granada, Alguacil Mayor de su Real Cancillería, Corregidor de Córdoba, Palencia y otras ciudades, Capitán de las siete villas del reino de Granada y hermano del primer Conde de Arco, Señor de Villanueva, Mesia y la Higueruela. Tuvieron estos hijos: Diego Antonio y Martín Jofre de Loaisa y Ovalle, Martín fue Deán de la Catedral de Plasencia y Diego Antonio sucedió en la casa y fue Regidor perpetuo de Ronda, tercer Señor de la Villa de Arriate, Caballero de la Orden de Calatrava y Veinticuatro de Granada, Casó con Doña Ana Chinchilla y Veintimilla de la que tuvo una única hija. Isabel Ana Jofre de Loaisa y Ovalle de la Torre, cuarta Señora de Arriate, nacida en Granada y fallecida el 5-IV-1729 en Ronda. Casó el 5-II-1679 en Cádiz con Pedro Manuel de Moctezuma y de la Cueva, Capitán de Nobles Montados, Maestrante (1707) y Hermano Mayor de la Real de Ronda. Nacido en 1654 en La Peza (Granada), bautizado el 22-II-1654 y fallecido en Septiembre de 1717. Sepultado el 21-IX-1717 en San Juan de Letrán de Arriate. (9)

“Don Pedro era hijo ilegitimo de Diego Luís de Mendoza y de la Cueva, II Conde Moctezuma de Tutlengo de Ilucan y de Gregoria de Torres, nieto de Pedro Tesifón de Moctezuma y de la Cueva, I Conde Moctezuma y Señor de la provincia de Tula (México), bisnieto de Diego Luís de Moctezuma, nacido en México, segundogénito, Señor de Tula, en 1567 fue obligado por la autoridades coloniales a pasar a España, poseedor del Mayorazgo de la Casa de Moctezuma, hijo en segundas nupcias de Pedro de Moctezuma, príncipe azteca, con Catalina Quiasuichil (Flor de lluvia). Éste era hijo de Xokoyptzin (El Menor) nacido en 1466 en Tenochtilán, fallecido el 29 de junio de 1520 apedreado por suyos, IX UEI Tlatoani (Emperador) de los aztecas 1502-1520, noveno de la dinastía, sucedió a su tío Abuiatzotl, había sido sacerdote del templo de Huitzilopochtli reinó despóticamente, conquistó Honduras y Nicaragua, pero no pudo someter a los tlaxcalterkas, realizó pactos con Hernán Cortes tras su llegada en 1519”. (10)

Don Pedro Manuel de Moctezuma, primero de esta familia que fue Maestrante de Ronda, tiene por hijos en su matrimonio a: Don Gerónimo Miguel, que se casó Doña María de Salcedo; Don Francisco, que fue religioso; Don Luís de Moctezuma, sin hijos; Doña Gregoria, que se casó con el Marqués de Casa Tabares y que no tuvo descendencia y Doña Vicenta, que de casó con Don Francisco Hidalgo. Los hijos de Don Jerónimo Miguel fueron; Don Pedro Manuel de Moctezuma y Salcedo (del mismo nombre que su abuelo), que casó con Doña Maria de Rojas; Don José, que casó con Doña Nicolasa Ahumada; y Doña Bernarda, nacida el 4 de marzo de 1716 en Arriate, bautizada el día 10 en San Juan de Letrán, que casó a su vez con Pedro Morejón Girón Ahumada. Hijo único de Don Pedro M. de Moctezuma y Salcedo, fue Don José Moctezuma y Rojas que heredó el Señorío de Arriate, y murió sin descendencia. Por tanto, la herencia legítima en la sucesión de Moctezuma II pasó a los descendientes de la rama creada por su tío Don José, y en la actualidad a la tercera línea, creada por su tía Doña Bernarda, de la que proceden Andrés, Jerónimo nacido en 1741, III Marqués de las Amarillas; padre de Pedro Agustín Girón y de las Casas, I Duque de Ahumada y abuelo de Francisco Javier Girón y Espoleta. II Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, Maria Isabel, Andrés y José Silvestre Girón y Moctezuma. Esta herencia del imperio azteca no era únicamente simbólica, sino que a principios del XIX el heredero recibía seiscientos ducados de las “Arcas Reales de Méjico”. (11)



Don José Moctezuma y Rojas era Brigadier de los Reales Ejércitos y Coronel del Regimiento Provincial de Ronda. Sus restos y los de su esposa se hallan en un espléndido y sencillo panteón de mármol en la Capilla del Rosario del Convento de Santo Domingo.
Al no haber descendiente alguno del matrimonio de Don José de Moctezuma y Rojas con Doña María Josefa Virués de Segovia éste era efectivamente, como aparece en la inscripción de su retrato el séptimo y último nieto por línea de varón del “Emperador y Rey de Méjico”. Como prueba que confirma tal afirmación se representan sus armas en el mismo lienzo, que son exactamente las que concediera Carlos V al príncipe Don Pedro, heredero del trono azteca. Don José de Moctezuma y Salcedo, tío del anterior titular del Señorío de Arriate, transmitió la sucesión a través de única hija Doña Maria Teresa de Moctezuma, que casó con Don Alonso Holgado y Díaz de Medina. El hijo de esta unión, Don Alonso Holgado-Moctezuma Días de Medina y Ahumada, fue I Marqués de Moctezuma por Orden de Isabel II el 29 de abril de 1864; Teniente Coronel de Infantería; y Maestrante de Ronda, como sus ascendientes varones. Contrajo matrimonio con Doña Francisca Vázquez de Mondragón y tuvieron por hijos a: Doña María Teresa Holgado y Vázquez; Don José María; y Don Juan. Después de su muerte, un año mas tarde de recibir el título, le sucede su hijo Don José María, el mayor de los varones. Para entonces su hermano menor, Don Juan, ya había fallecido. Doña María Teresa, que permaneció soltera como sus dos hermanos sucesión a Don José María en el título, llegando a ser III Marquesa de Moctezuma y Señora de Arriate (1891-1897). En su testamento dejó todo su patrimonio para la creación de la Fundación Moctezuma y un Monte de Piedad, dedicado a obras benéficas en Ronda y Arriate (La Residencia de Ancianos, la huerta y dinero en metálico y en valores).



Los primeros marqueses de Moctezuma y sus hijos se encuentran sepultados en la Capilla particular construido en esta Casa Palacio, según se hace constar el muro del lateral derecho de la misma: “D. Alonso Holgado Moctezuma, Díez de Medina, Ahumada y Salcedo y Doña. Francisca de Paula Vázquez de Mondragón, Quevedo Manrique de Luna y Solís” Marqueses de Moctezuma y Señores de Arriate, fallecidos en los años 1865 y 1845, y sus hijos D. José, y Dª María Teresa, que fallecieron en los años 1891 y 1897 respectivamente. (11)
La sucesión en el Título pasa a la tercera rama –de los Duques de Ahumada- y por renuncia a los derechos, de su hermana mayor, es III Marquesa de Moctezuma Doña Maria Luisa Girón-Ahumada y Canthal (1920-1956). En la actualidad es IV Marqués de Moctezuma su hijo D. Gonzalo Chavarri y Girón-Ahumada. (1949).(11)


Bibliografía:
1.- Márquez López, Juan Antonio, Arriate: Crónica municipal del siglo XX (1900-1979)
2.- Moretti y Diego Vázquez Otero “Leyendas y Tradiciones Malagueñas” Editado en Málaga 1959 (Arch. Cofradía)
3.- Lozano Gutiérrez, Federico: Historia de Ronda. Imprente El Liberal Rondeño. Ronda 1905
4.- 5.- Acién Almansa, Manuel: Ronda y la Serranía en tiempos de los Reyes Católicos (Arch. Cofradía)
6.- Archivo Catedralicio de Málaga (Arch. Cofradía)
7.- Historia del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda (Arch. Cofradía)
8.- Revista Ronda y la Serranía Arch. Cofradía)
9.- García Garrafa, Arturo y Alberto: Enciclopedia heráldica y genealógica hispano-americana, Madrid. Antonio Marzo, 1919-199 (Apellido Ovalle)
10.- Internet. Historia de un apellido “Moctezuma”
11.- García Garrido, Sebastián: El diseño heráldico como lenguaje visual: heráldica nobiliaria de la ciudad de Ronda, Málaga, 1998, Casa de los Marqueses de Moctezuma, Armas del Mayorazgo Ovalle-Dávila – Señores de Arriate

Diego del Gastor


Diego Amaya Flores nació el 15 de marzo de 1908 en el número 8 de la calle Ronda de la localidad malagueña de Arriate y murió en Morón de la Frontera en 1973. De pequeño también vivió en Ronda y en El Gastor, pueblo del que procede su nombre artístico, debido al trabajo de su padre, que era tratante de caballería. Sus maestros fueron su hermano José y Pepe Naranjo, aunque Diego siempre se confesó un seguidor acérrimo de Montoya y, sobre todo, del Niño Ricardo. Recibió clases de solfeo, pero su gran virtud siempre fue el compás. Desarrolló una manera de tocar absolutamente diferente, heredada, probablemente, de Paco el de Lucena. La destreza con el pulgar y la sobriedad de sus falsetas pronto calaron en cantaores como Antonio Mairena y, más aún, la Fernanda de Utrera, a quien acompañó habitualmente. Es muy importante también para Diego su relación con los americanos de la base de Morón. Gracias a eso conoció a Donn E. Pohren, un estudioso de la guitarra del que Diego tomó algunas referencias para incorporarlas a su toque. En Morón Diego del Gastor sigue siendo el referente flamenco más intenso junto a su cuñado Joselero.

El flamenco – Los guitarristas flamencos

Este género musical español que ahonda sus raíces en la Baja Andalucía a finales del XVIII, es una forma mestiza en el cual se integran elementos gitanos, árabes e influencias folclóricas autóctonas. Los tres ingredientes con la misma importancia son: el cante, el baile, y la guitarra. Es una música muy densa y compleja, que ha evolucionado hacia formas muy diversas a lo largo de los años. Como el blues, el flamenco surge del sufrimiento y de las emociones de un pueblo muy localizado geográficamente, pero que, desde entonces, se ha difundido internacionalmente gracias a artistas como Paco de Lucía, que empujó los límites del flamenco hacia nuevas dimensiones, a pesar del descontento de muchos de sus colegas más tradicionales. Pero el guitarrista, inspirado por muy diversos estilos musicales, justifica sus desviaciones con la siguiente filosofía: "El flamenco tiene demasiado carácter y potencia emocional para permanecer eternamente estático".Los rasgos distintivos del flamenco remiten al uso de una escala particular, el modo frígio, con vestigios de influencias árabes heredadas de las invasiones del final del primer milenio. El flamenco también contiene huellas de la música india, como en el uso de intervalos inferiores al medio tono (una particularidad que también encontramos en el blues). El flamenco se extendió primero por toda Andalucía, después por numerosos lugares de España gracias a los bares flamencos, espacios especializados en este tipo de conciertos. El primer local de tales características se abrió en Sevilla en 1842, y luego proliferaron por todo el país, permitiendo a los artistas más prestigiosos vivir de su música, al menos hasta su progresiva disminución a partir de 1920. Al entrar en contacto con un público menos iniciado, la música flamenca perdió algo de su autenticidad. La influencia de los empresarios, como ocurre a menudo, empezó a diluir la música original; primero aparecieron las castañuelas, luego los guitarristas menos experimentados entretenían a un público poco iniciado, con guantes y calcetines en sus manos. A pesar de todo, la permanencia, incluso la buena fortuna, constituyen el destino último del flamenco. Así como los humildes músicos del delta se trasladaron a Chicago y a sus alrededores para buscar fortunas, los humildes músicos del sur de España se trasladaron en masa a Madrid. Fue por aquel entonces que Ramón Montoya (1880-1949) estableció los fundamentos de la guitarra moderna del flamenco.En la década de 1950, el estilo se hizo cada vez más popular en otros países, a medida que artistas como Perico el del Lunar y Román el Granaino exportaban un arte que era más apreciado en Sudamérica y los países angloamericanos que en su propio país nativo. Actualmente, los artistas como Paco Peña o Paco de Lucía han tomado el relevo.
Una vez más, fue Torres el que daría a la guitarra moderna de flamenco su forma básica, con una caja más pequeña y un peso más ligero. Los modelos construidos por Torres tienen a menudo cinco varillas (la mayoría de los fabricantes actuales usan siete), y los trastes se construían a menudo con madera de palisandro en lugar de ébano, lo que aún reducía más el peso del instrumento. Esta construcción aligerada, impuesta muy probablemente por razones económicas, también ofrecía la ventaja de producir guitarras con más resonancia y un volumen más alto, lo que les permite imponerse en un ambiente cargado y denso: podían así acompañar en una posición igualitaria las potentes voces de los cantantes y los pateos rítmicos de los pasos de los bailarines. Las guitarras del flamenco también llevan una protección en sus cajas sonoras, en el nivel de las cuerdas agudas, algunas veces por ambos lados de la abertura del sonido. Esta placa de plástico o de caparazón de tortuga, el golpeador, permite al guitarrista utilizar su instrumento como una percusión sin deteriorarlo, un aspecto sin duda básico para este estilo musical.
La mayoría de los grandes luthiers del flamenco han desarrollado su carrera en España. Tal es el caso de Santos Hernández (1873-1942), de Domingo Esteso (1882-1937) o de Marcelo Berbero (1904-1955. Los últimos grandes maestros vivos son: Gerundino Fernández en Almeria, Manuel Reyes en Córdoba, o de los hermanos Conde en Madrid. En el extranjero, los luthiers especializados en la guitarra flamenca son mucho más escasos que los dedicados a la guitarra clásica, pero existen sin embargo muy buenos fabricantes en Francia, como Maurice Dupont, y en Estados Unidos, como Denis Hill o Benito Huipe.
Los guitarristas flamencos
En los años noventa la guitarra flamenca contó con más y mejores intérpretes que en cualquier otra época, y no sólo debido al magisterio y la influencia de Paco de Lucía. La misma evolución del género lo permitió, así como, sobre todo, la enorme genialidad de los propios músicos que supieron seducir con su inventiva al público. En todos los libros editados sobre flamenco resulta llamativo el hecho de que se conceden muy pocas páginas al estudio del toque; de hecho, sólo Félix Grande, poeta al que además le hubiera gustado ser un guitarrista competente, dedica tiempo y reflexiones a la guitarra. En principio, parece que esto es debido a su condición de eterna subordinada al cante. Al margen de la reivindicación poética de Ziryab, el Pájaro Negro persa de la prehistoria flamenca, la guitarra flamenca se configuró como tal en el siglo XIX y se dice que fue el Maestro Patiño (1829-1902) quien inventó una pequeña herramienta que sería fundamental para su desarrollo: la cejilla. Ésta permitió al guitarrista adaptarse a la tesitura del cantaor cambiando de tono con sólo deslizarse por los trastes del mástil. Algo tan sencillo fue fundamental para el desarrollo del cante y Patiño fue quien lo perfeccionó.Constructores granadinos como Antonio de Torres fueron los encargados de asentar la guitarra flamenca en la forma que hoy conocemos. Durante el romanticismo, el cante se hizo sentado y la guitarra fue básica para su interpretación; aunque, según las crónicas, era usual que a finales de siglo, en los cafés-cantantes, los guitarristas hicieran piezas solas, bien como relleno, bien como forma de entretener o calentar al público. Otra cosa sería su función de acompañante del baile, donde a menudo había más de dos guitarras. El guitarrista más renombrado del XIX es el sevillano Paco de Lucena (1859-1898), sobre todo a raíz de su contratación por el Café de Silverio, a donde llegó precedido de una gran fama tras haber actuado con el sobrenombre de el Lentejo. En Jerez, la fama sonrió a Javier Molina Cundí (1868-1956), acompañante durante décadas de Chacón, Torre y la Niña de los Peines. En la década de los años treinta dejó las actuaciones para dedicarse a la enseñanza, y Manuel Morao fue uno de sus discípulos mas aventajados. El siglo XX contó con un guitarrista excepcional que cambió el rumbo del instrumento, el madrileño Ramón Montoya (1879-1949), acompañante de la Niña de los Peines en las sesiones de 1910 e inseparable de Chacón entre los años 1912 y 1926. Por residir en Madrid y por su depurada técnica, fue el guitarrista más solicitado para las grabaciones hechas en soporte de cera y pizarra. En 1934 dio un concierto en París que abrió una nueva forma expresiva para los guitarristas europeos. Entonces emprendió un importante periplo internacional. En 1936 se publicó en París un estuche con varios discos de pizarra que sirvieron de base para el aprendizaje del instrumento.Hay un antes y un después de Ramón Montoya. Al antes pertenecerían nombres como los citados u otros menores: Paco el Barbero, Juan Gandulla, Luis Molina, José Capinetti y Miguel Borrull Castelló. Este último coincidió con Montoya en Madrid y fue su discípulo más directo. El guitarrista oficial del Concurso de Granada de 1922 fue el Niño de Huelva o Manolo de Huelva (1892-1976), aunque en las grabaciones hechas después por Manuel Torre y el Tenazas de Morón en Madrid el acompañante fue Hijo de Salvador. Estos guitarristas acompañaron a los grandes nombres junto a otros como Carlos Verdeal, Luis el Pavo, Pepe de Badajoz o Manuel Bonet, que grabaron gran parte del marchenismo y la etapa de la ópera flamenca. Tras la figura de Ramón Montoya destacan cinco nombres excepcionales: Niño Ricardo, Sabicas, Melchor de Marchena, Diego el del Gastor y Perico el del Lunar. Ellos son los grandes guitarristas de la primera mitad del siglo XX. Perico el del Lunar (Jerez, 1894-Madrid, 1964) fue el primer y gran guitarrista del tablao Zambra de Madrid. Dirigió las sesiones de la Antología del Cante Flamenco de 1954 y anteriormente del colmao Villa Rosa. Acompañó a multitud de cantaores en sesiones discográficas. Dio conferencias en la Sorbona, recorrió medio mundo y grabó en México otra gran Antología flamenca de cuatro vinilos para el sello Orfeón. Niño Ricardo (Manuel Serrapi Sánchez, Sevilla, 1904-1972) es quizás el más prolífico de todos los guitarristas del siglo XX. Acompañó a todos los grandes, desde Tomás Pavón a Antonio Mairena, de Pepe Marchena a Manolo Caracol, pero siempre consideró que el mejor había sido el primero con quien tocó, Manuel Torre. Paco de Lucía le consideró su maestro. Sabicas (Agustín Castellón Campos, Pamplona, 1912-Nueva York, 1990) ha sido el guitarrista de más influencia fuera de España. En 1934 dejó boquiabierto al entonces rey Niño Ricardo, en una actuación en la plaza de la Maestranza. Su toque fue tan bueno que le obligaron a dar la vuelta al ruedo. En 1936 viajó por primera vez a América junto a la compañía de Carmen Amaya, de quien se dice fue su auténtico amor. Actuó por todo el mundo con éxito e influencia notable, y finalmente se instaló en Nueva York, desde donde ejerció un importante magisterio. Melchor de Marchena (Melchor Jiménez Torres, Marchena, 1907-Madrid, 1980) fue también muy prolífico. Recibió la aclamación total en 1965 con el premio de la Cátedra de Jerez. Cantaores clásicos como los Pavón, Manolo Caracol o Antonio Mairena se lo disputaron con ahínco. Pero fue José Menese quien le sacó los toques más personales. Tras su muerte, su hijo Enrique de Melchor siguió su escuela y la fidelidad a Menese. - Diego el del Gastor (Diego Flores Amaya, Arriate, 1908-Morón de la Frontera, 1973) fue un guitarrista gitano que levantó pasiones. Su entierro fue retransmitido por la emisora local de radio de Morón y en Nueva York hay una escuela de guitarra que lleva su nombre. Su cuñado, Joselero, y el hijo de éste, Dieguito de Morón, le dedicaron sendos discos como homenaje. En el año sesenta se publicó un curiosísimo disco donde Niño Ricardo y Melchor de Marchena hicieron dos bulerías a dúo, era un hecho raro, pero no único, ya que cinco años antes, en 1955, Paco Aguilera había hecho otros dos con Antonio González el Pescaílla. Casos modelo de algo que era común en la época de los cafés-cantantes y que debió de prolongarse en algunos colmaos y tablaos, aunque nos han llegado muy pocos ejemplos. Ni que decir tiene que junto a ellos destacaron también innumerables guitarristas: Juan Carmona Habichuela, el padre de los Ketama; Miguel Borrull hijo y su discípulo Andrés Batista, uno de los pocos guitarristas catalanes de flamenco (nacido en Barcelona en 1937); y Manuel Cano (Granada, 1926-1990), catedrático del conservatorio de Córdoba y uno de los estudiosos más eruditos del tema. Su libro de 1986, La guitarra: Historia, estudios y aportaciones al Arte Flamenco es una obra fundamental de la literatura al respecto. En los años cuarenta surgió una serie importantísima de guitarristas, todos ellos fecundos creadores y renovadores del instrumento: Víctor Monje Serranito (Madrid, 1942), Paco Cepero (Jerez, 1942), Pedro Peña (Córdoba, 1942), Manolo Sanlúcar (1943), Pepe Habichuela (Granada, 1944), Parrilla de Jerez (1945), Paco de Lucía (Algeciras, 1947), Ricardo Miño (Sevilla, 1949) y, un poco después, Enrique de Melchor (Marchena, 1951). Son una generación prolífica en cantidad y calidad. Todos ellos, en mayor o menor medida, renovaron el lenguaje de la guitarra, acompañaron magistralmente a diversos cantaores y realizaron obras en solitario muy innovadoras. Serranito fue de los primeros en grabar en concierto, pero luego todos lo han hecho. Paco de Lucía es el número uno indiscutible, pero Sanlúcar tiene obras sensacionales, como Tauromagia o Aljibe. Miño tiene varias obras sorprendentes con Gualberto. Enrique de Melchor es sensacional en discos como Arco de las Rosas.La lista de guitarristas creativos se hace muy extensa a partir de los cincuenta. Todos tienen en común la aceptación de Paco de Lucía como maestro absoluto. Pedro Bacán (Lebrija, 1951-1997), Diego Carrasco, que también es cantaor (Jerez, 1954), Moraito Chico (Jerez, 1956), Tomatito (Almería, 1958), Salva del Real (Castellón, 1958), Xesus Pimentel (Palencia, 1959), Raimundo Amador (Sevilla, 1960), Gerardo Núñez este guitarrista es sin lugar a duda uno de los más solidos en el panorama actual. (Jerez, 1961), Rafael Riqueni (Sevilla, 1962), José Antonio Rodríguez (Córdoba, 1964), Juan Manuel Cañizares (Sabadell, 1966), Vicente Amigo (Guadalcanal, 1967), José Luis Rodríguez (Ceuta, 1967)... y, por último, el fenómeno Rayito (Madrid, 1983). Espana tiene en la actualidad un plantel de excelentes guitarristas que han sabido aunar el legado de la tradición con la evolución del estilo, haciendo que este arte se mantenga más vivo que nunca.

Información extraida : Enciclonet, Christian Seguret.

MORÓN: A WAY OF LIFE
Morón de la Frontera es uno de esos lugares mágicos dentro de la geografía andaluza en los que el flamenco era un elemento más dentro la vida cotidiana de sus habitantes...
En unos tiempos en los que el flamenco ha sucumbido ante la ola comercial en la que las grandes propuestas escénicas se imponen, aun existen rincones en los que importantes dinastías apuestan justamente por todo lo contrario. La Bienal de Flamenco de Sevilla se ha convertido con el paso de los años en el mayor escaparate del arte andaluz en el mundo. Por este motivo no es difícil encontrarse con una importante cantidad de espectadores venidos desde los cinco continentes, para tratar de encontrar ese espíritu romántico de sus gentes en la forma de vivir y entender la vida cotidiana. Sin embargo, la mayoría de ellos sufren un desengaño al comprobar que todo aquello que sus mayores y la literatura de la época les había hecho creer se ha diluido con el paso de los años.
Morón de la Frontera es uno de esos lugares mágicos dentro de la geografía andaluza en los que el flamenco era un elemento más dentro la vida cotidiana de sus habitantes. Cualquier excusa o momento en una taberna, que eran los mayores centros de sociabilidad de estos hombres y mujeres, podía servir de pretexto para celebrar una fiesta. Este motivo, junto con la presencia por aquella época de Diego el del Gastor, hacía que esta localidad sevillana fuese uno de los lugares más atractivos para aquellos extranjeros que perseguían el contacto directo con la cultura andaluza.

Fruto de aquella coyuntura, surgió toda una generación de jóvenes que en aquella época asistían cómo espectadores a aquellas juergas, que tuvieron la oportunidad de conocer y entablar una relación de amistad con algunos de estos extranjeros. Se tiende a creer que esta relación que el flamenco de Morón guarda sobre todo con los aficionados norteamericanos, hay que buscarla en la construcción de la base aérea militar de utilización conjunta existente en esta localidad desde mediados de los cincuenta. Pero no es así, ya que los americanos de la base de Morón, al contrario que los de Rota, nunca se integraron en este pueblo, de hecho fijaron su lugar de residencia en la sevillana urbanización de Santa Clara, por lo que su contacto con los habitantes del pueblo fue nulo.
No obstante los acontecimientos, el azar y la presencia del guitarrista gitano más original de todos los tiempos hicieron que Donn E. Pohren, un norteamericano muy aficionado al flamenco, decidiese comprar una finca en las afueras del pueblo para montar una especie de casa de huéspedes, a la que venían aficionados de todo el mundo y entre los que los norteamericanos eran mayoría. En esta finca se celebraban cinco fiestas semanales para las que se contrataba a artistas de la talla de Juan Talega, Perrate, Fernanda y Bernarda de Utrera, Anzonini del Puerto, Fernandillo de Morón, Antonio Mairena, Joselero, Andorrano, Dieguito, Agustín Rios, Paco, Juan y sobre todo Diego del Gastor.

Pero aquella finca era mucho más que un negocio, ya que antes que una relación contractual se imponía la amistad, la diversión y sobre todo una forma de entender la vida que desgraciadamente se ha perdido. Aquella experiencia dio cómo fruto una generación de jóvenes flamencos que gracias a aquel feed-back o proceso de retroalimentación cultural se enriquecieron con la experiencia. Ya que tuvieron el privilegio de ser prácticamente los primeros que disfrutaron conociendo la música de su generación que se hacía de nuestras fronteras para afuera. De otro modo no se puede entender que aún hoy guarden esa estética hippie, fruto de unas preferencias musicales en las que tienen cabida artistas como Jimmy Hendrix, Lou Reed, Janis Joplin, The Rolling Stones…; con los que los extranjeros efectuaban un intercambio cultural, por vía musical. Hoy se tiende a observar dicho fenómeno como una rareza o casualidad de la historia, porque es mucho más sencillo contar los hechos a modo de anécdota, que tratando de establecer unos principios o explicaciones lógicas.
Lo cierto y verdad es que aquel movimiento socio-cultural produjo importantes efectos en los dos grupos, de lo contrario no es fácil encontrar la lógica por la cual aun hoy existe toda una corriente de seguidores de la guitarra flamenca de Morón en Estados Unidos y en media Europa. Diego del Gastor tiene páginas y páginas en portales norteamericanos en Internet y prácticamente ha alcanzado la dimensión de un mito, al que sus seguidores veneran y siguen hasta en los más insignificantes detalles. A pesar de que tenía fama de excéntrico, poseía un rasgo que gitanos y payos, españoles y extranjeros admiraban: como era su absoluta indiferencia hacia el dinero y los bienes materiales, que en ocasiones rayaba en el desprecio.

Fernando. G. Caballos

Diego del Gastor
Diego Amaya Flores. Arriate (Málaga) 1908 – Morón de la Frontera 1973. En 1923 se marchó de El Gastor para ir a Morón de la Frontera. Estudió con su hermano Pepe y un conocido guitarrista mayor que él que se llamaba Pepe Naranjo, quien a su vez aprendió de Paco de Lucena. Tocó mayormente en las fiestas de su pueblo y alrededores, convirtiéndose en leyenda local por su arte y personalidad. Su toque es diferente que el de los demás guitarristas, y parece basarse en formas más antiguas de interpretar el toque. Debido a la escasez de sus grabaciones y su preferencia de no viajar muy lejos de su Morón, no ha ejercido mucha influencia sobre otros guitarristas, aunque hay que observar que Morao y Cepero siempre han sido grandes admiradores suyos. Algunos tocaores modernos están empezando a recoger sus enigmáticas falsetas. Grabó con Joselero, Juan Talega, Perrate y Manolito de María.

LA ALZAPÚA

La alzapúa es una técnica que emplea pulsaciones hacia arriba y hacia abajo, generalmente en tresillos o semicorcheas, y que contrasta una línea melódica en las cuerdas graves (bordones) con el contrapunto rítmico en las agudas (tiples). No se conoce muy bien la antigüedad de esta técnica, pero parece que empezó con pulsación de pulgar-índice-pulgar en tresillos, que, con el paso del tiempo, derivó en la versión moderna que emplea sólo pulgar en muchas combinaciones rítmicas distintas. La técnica de alzapúa se emplea muy a menudo por medio (La-Si bemol), como se puede apreciar a continuación en los ejemplos por soleá y por bulería del arte de Ramón Montoya, El Hijo de Salvador, Miguel Borrull, Antonio Moreno, Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Diego del Gastor, Sabicas, Manuel Morao, Juan Carmona, Paco de Antequera, Manuel Parrilla y Paco de Lucía.

Con sólo pulgar

Este mecanismo empieza a escucharse en las grabaciones de los años 50 o 60, pero parece ser que se tocaba mucho antes. José María Molero recuerda que su maestro Rafael El Águila utilizaba esta técnica, y Juan Antonio Muñoz también conoció a un tocaor viejo que hacía este tipo de alzapúa. Sin embargo, parece que las primeras grabaciones de la alzapúa con sólo pulgar son las de Sabicas (una forma algo distinta, véase abajo), Diego del Gastor y Paco de Lucía.

Diego del Gastor fue un gran artífice de la técnica de alzapúa, enlazando el mecanismo ternario en ciclos repetitivos de corcheas por bulerías. Ya a principios de los años 60, el enigmático gitano había desarrollado una técnica fluida de alzapúa muy parecida a lo que se toca hoy en día. Con el pulgar en pulsación apoyada, se toca un bordón, seguido por una pulsación hacia abajo, y otra hacia arriba (bordón, roce abajo, roce arriba). Girando el antebrazo un poco, se puede sacar un gran impulso rítmico, aunque es mejor mantener dicho giro al mínimo. Según Paco del Gastor, Diego tocaba alzapúas de las dos formas (girando el antebrazo y con el antebrazo quieto).

Don Miguel Mérida Nicolich


El Dr. Miguel Mérida Nicolich, natural de Arriate (según consta en su ficha profesional que se encuentra en el Libro de Colegiados del Ilustre Colegio de Médicos de Málaga) o de Málaga, según Jesús Montoro, especialista en la Historia de los ciegos, nace el 29 de diciembre de 1892 y fallece a los 39 años de edad en Málaga, el 26 de febrero de 1932. Una breve e intensa vida como médico oftalmólogo y como educador de personas ciegas.
Él mismo quedaría ciego por un infortunio del azar en 1924, gracias a lo cual, por paradojas de la vida, "La fatalidad nos da a conocer un pedagogo insigne", como figura en el subtítulo de un artículo de Luis Mª Osuna en la Revista Vida Gráfica, publicada en Málaga (diciembre de 1928).
Este hecho le lleva a estudiar Magisterio, obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza (1928), obteniendo en Madrid el título de Profesor Especial de Ciegos, en el mismo año (el primero que se expide en España).
El ser ciego, no le impide conocer y estudiar revistas de Oftalmología y del extranjero. Acude a congresos nacionales e internacionales, por lo cual viaja por Europa presentando comunicaciones y escribiendo numerosos artículos. Su interés por la causa de los ciegos y la preocupación por el cambio de mentalidad le llevan a afiliarse a la Federación Hispánica de Ciegos en 1931. Su fama y prestigio nacional e internacional le llevan a ser nombrado por el gobierno Vocal del Patronato Nacional de Ciegos (1931), y acude como representante de los ciegos españoles a la Conferencia Mundial de Trabajos para los Ciegos (Nueva York, abril de 1931), participando como delegado oficial de España y ponente oficial de la misma sobre "Causas y prevención de la ceguera".
Fallece en 1932 pronunciando en una de sus últimas frases "Acordaos de los ciegos", como síntesis testamentaria de la preocupación fundamental de su vida (Editorial de la Revista Médica de Málaga, núm. 90, de marzo de 1932; Revista de la que fuera fundador).
Su muerte es de gran impacto y recibe el reconocimiento de la sociedad malagueña de la época, constituyéndose una Comisión organizadora de un homenaje que se proyecta para enaltecer y divulgar la memoria del malogrado Dr. Mérida Nicolich. Siendo propósito pedir al Ayuntamiento que el Instituto de Sordomudos y Ciegos lleve en lo sucesivo el nombre del Dr. Mérida Nicolich (de Notas de la ciudad, de 12 de enero de 1932, publicadas en el Diario de Málaga).
El Dr. Miguel Mérida Nicolich, médico oftalmólogo y educador de ciegos, es el fundador de un modelo avanzado para su época de atención educativa a la población ciega de su ciudad de adopción, digno de alabanza por cuantas personalidades visitaban la ciudad y el Instituto, y que alcanzó fama internacional, un ejemplo a seguir de entusiasmo y actividad en favor de la educación integral de las personas ciegas, entonces y ahora.

La Batalla de Arriate

Arriate 1407: Batalla de Arriate en 1407 entre musulmanes y cristianos encabezada por Hernando Arias en su lucha contra los moros en el río Guadalcobacín.

Moneda dinar.

Del poblado céltico "Arunda" y más tarde del romano "Laurus" proviene la capital de un reino taifa independiente llamado entonces "Hisn-Rand-Onda". Formaba parte del último reino de Granada y se rindió a los Reyes Católicos en el año 1485.

Batalla de Arriate, que tuvo lugar en 1407, cuando el alcaide de Cañete la Real acudió en ayuda de la cercana localidad de Setenil, que se hallaba amenazada por los musulmanes, y dejó su fortaleza al cuidado de su hijo. Los musulmanes aprovecharon la ocasión y atacaron Cañete, a resultas de lo cual murió el hijo del alcaide. En venganza, Hernando de Arias preparó una emboscada a las tropas árabes en el término municipal de Arriate.

Correrías de frontera
Los saqueos, golpes de mano y demás ataques por sorpresa llevados a cabo en territorio fronterizo, tanto por cristianos como por moros, eran una práctica habitual en los años de la guerra fronteriza, motivados por afán de riqueza, deseos de venganza o de atemorizar a la población vecina a fin de tenerlos pacificados. Todos estos ataques sorpresivos, protagonizados por fronteros arrojados y ambiciosos (muchas veces imprudentes y temerarios) finalizan con éxito o con fracaso y originan con frecuencia romances, en los que se cuenta aquel suceso protagonizado por un alcaide o por un jefe de frontera. Su carácter noticiero a veces sirve a las crónicas de fuente de información, aunque también hay muchos casos en los que el romance pone en verso rimado el texto de la crónica o el poeta echa mano de ella para componer algún pasaje oscuro de la historia.

El texto cuenta la venganza de Fernán Arias Saavedra, alcaide de Cañete la Real, por la muerte de su hijo Fernando a manos de los moros, acaecida en una correría por Setenil, realizada de forma irreflexiva y temeraria cuando sustituía a su padre al mando de la plaza. Comienza con un apóstrofe, en el que se resume lo sucedido, es decir, la muerte del imprudente hijo en una incursión contra los moros:

Buen alcaide de Cañete, - mal consejo habéis tomado:
en correr a Setenil - hacho se había voluntario.
¡Harto hace el caballero - que guarda lo encomendado!
Pensasteis correr seguro - y celada os han armado.
(vv. 1-4)
y la venganza del padre:
Fernadarias Sayavedra,- vuestro padre os ha vengado,
(v.5)

el cual se lamenta ante sus compañeros de armas la inmadurez y temeridad de su hijo, cuando van camino de Ronda con ánimo vengativo:

Nunca quiso mi consejo,- siempre fue mozo liviano
que por alancear un moro - perdiera cualquier estado.
(vv. 9-10)

En la última parte, narrada en tercera persona, se cuenta la venganza sobre los moros de Ronda, cuyo éxito se vio empañado por la muerte de Juan Delgadillo y otros compañeros. Pero el dolor por la muerte de su hijo era tan grande que

... el buen viejo Fernandarias - no se tuvo por vengado.

Romance de Fernandarias

-¡Buen alcaide de Cañete,
mal consejo habéis tomado
en correr a Setenil,
hecho se había voluntario!
¡Harto hace el caballero
que guarda lo encomendado!
Pensaste correr seguro
y celada os han armado.
Hernandarias Sayavedra,
vuestro padre os ha vengado,
ca cuerda correr a Ronda
y a los suyos va hablando:
-El mi hijo Hernandarias
muy mala cuenta me ha dado;
encomendéle a Cañete,
él muerto fuera en el campo.
Nunca quiso mi consejo,
siempre fue mozo liviano,
que por alancear un moro
perdiera cualquier estado.
Siempre esperé su muerte
en verle tan voluntario,
mas hoy los moros de Ronda
conocerán que le amo.
A Gonzalo de Aguilar
en celada le han dejado.
Viniendo a vista de Ronda,
los moros salen al campo.
Hernandarias dio una vuelta
con ardid muy concertado,
y Gonzalo de Aguilar
sale a ellos denodado,
blandeando la su lanza
iba diciendo: -¡Santiago,
a ellos, que no son nada,
hoy venguemos a Fernando!
Murió allí Juan Delgadillo
con hartos buenos cristianos;
mas por las puertas de Ronda
los moros iban entrando,
venticinco traía presos, t
rescientos moros mataron,
mas el viejo Hernandarias
no se tuvo por vengado.
Reconquista de Ronda 1485